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Código Rojo: una iniciativa prometedora

Por Raimundo Murúa.


En Chile existe un protocolo enfocado en ayudar a las personas en situación de calle durante períodos de lluvias o bajas temperaturas, llamada el Código Azul. Específicamente, esta medida se activa cuando hay temperaturas menores a 0 °C o menores a 5°C con precipitaciones. Políticamente se buscó que el diseño de esta herramienta motivara a los ciudadanos a empatizar con las personas en situación de calle, constataran las condiciones adversas a las que se enfrentan al no disponer de un techo seguro. y, en definitiva, se involucraran como aliados en la tarea de acoger a quienes son más vulnerables. Es por esto que la educación ciudadana en torno a esta problemática es fundamental para que el Código azul sea exitoso.


Sin embargo, no existe un protocolo enfocado en períodos de altas temperaturas. Razón que motivó en el 2019 el surgimiento de iniciativas que permitirían generar una nueva herramienta: el Código Rojo. Algunas de las medidas que se han discutido para incorporar a este protocolo son la habilitación de edificios públicos que dispongan de una zona de recepción con aire acondicionado para acoger a personas en situación de calle y mitigar los efectos de las altas temperaturas en su salud. Para llevar esto a la realidad, se propuso generar un mapa de instalaciones favorables para albergar a personas en situación de calle, definir horarios de acogida y disponer de agua, aire acondicionado y otros recursos que pudiesen ser requeridos para lidiar con las altas temperaturas.



Asimismo, para apoyar a los administradores de los edificios en esta labor, se coordinaría al Ministerio con el Hogar de Cristo, lo que permitiría acompañar a las personas en situación de calle de manera ordenada y rápida. Otra medida que cobra relevancia es la instalación de puntos claves móviles y rutas para olas de calor, vale decir, zonas estratégicas donde el riesgo de emergencia por olas de calor dadas arista como una alta población flotante o una alta frecuencia de altas temperaturas. En estas se entregarían a los ciudadanos recursos esenciales para lidiar con las altas temperaturas, como agua y fruta fresca.


Sin embargo a raíz de la llegada del COVID-19 a nuestro país, el desarrollo del Código Rojo fue suspendido hasta nuevo aviso ya que los ministerios del gobierno requerían enfocar todos sus esfuerzos y gestiones en medidas que permitieran a la población chilena enfrentar el virus. A pesar de esto, este plan surge como una alternativa valiosa e innovadora a nivel país al ser único en su tipo en el manejo de olas de calor. Asimismo, se tiene evidencia de que este fenómeno ha ido en aumento en términos de frecuencia e intensidad, por lo que a futuro iniciativas como el Código Rojo tendrán aún más relevancia y, probablemente, esta tendrá luz verde para su ejecución a nivel regional y aportar a la lucha que enfrentan las personas en situación de calle contra las altas temperaturas.




Fuente: Entrevista a Karinna Soto y Jaime Lavín, funcionarios del Ministerio del Desarrollo Social.

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